Una reciente tendencia entre los matrimonios jóvenes es la de volver a pensar la idea general de la paternidad. A diferencia de sus padres, quienes a menudo entraban en la etapa de la paternidad con poca vacilación, las parejas de hoy a menudo preguntan: “¿Y si nosotros no queremos tener hijos?”.
Como cristianos, es importante considerar nuestras motivaciones. ¿Qué hay detrás de este tipo de sentimientos? Aunque algunas parejas están emocionadas y motivadas a tener hijos, otras no sienten un impulso natural. Le ven muchos beneficios naturales al hecho de no tener hijos: ahorro, capacidad de perseguir opciones de trabajo interesantes, disponibilidad de viajar, etc. Otros padres puede que tengan miedo al dolor y las dificultades del parto, o sientan que no pueden incluir un niño en su actual situación económica.
¿Está considerando deliberadamente no tener hijos? ¿Es egoísta no querer tener hijos?
Un terapeuta cristiano observa que en más de 25 años de consejería matrimonial y familiar, nunca ha tenido que convencer a nadie para tener hijos. Sin embargo, en generaciones recientes, el pensamiento occidental ha cambiado, aceptando una actitud de ambivalencia hacia los niños o un rotundo rechazo a la paternidad. Las parejas no sólo se casan más tarde, acortando así los años de crianza, sino que también escogen no incluir para nada a los niños en su relación.
Algunas amas de casa con dos profesiones han elegido esperar a hijos —o no han tenido hijos— para poder dedicar toda atención a sus trabajos.
Caleb y Julia, por ejemplo, dejaron claro que arreglarían su estado socioeconómico antes de tener hijos. Julia era representante de ventas; Caleb estaba comenzando su propia compañía de diseño de software. Ninguno sentía ninguna inclinación particular por comenzar una familia. Sus vidas llenas de viajes no parecían dejar hueco para hablar sobre tener hijos. Cuanto más éxito alcanzaban, menos tiempo parecían tener.
En un viaje a Suramérica por su décimo aniversario, finalmente discutieron si deberían intentar empezar una familia. Ambos acordaron que encontrar a alguien que cuidara de su casa y de su perro era suficientemente difícil. Quizá algún día tendrían tiempo para los hijos, pero no ahora.
¿Están Caleb y Julia escogiendo sabiamente?
|
|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
![]() |
La tendencia actual a ignorar o diluir ese mandamiento demuestra un rechazo al diseño de Dios para la humanidad. Desde el principio de los tiempos, en la mayoría de los casos la edad adulta significaba el matrimonio, y el matrimonio significaba hijos; en la mayoría de las circunstancias, las parejas de hoy deberían llevar a cabo este patrón y mirar hacia un futuro que incluya hijos.
Algunas parejas están convencidas de que tener hijos es muy caro. Si esta es su objeción, hágase preguntas como estas: “¿Cómo pueden otras parejas permitirse tener hijos? ¿Necesito confiar en que Dios proveerá para mi familia? Si realmente no nos podemos permitir tener hijos ahora, ¿podría esto cambiar?”.
Si se está imaginando que los hijos están fuera de su presupuesto, obtenga los hechos. Un buen planificador financiero podría decirle cuánto cuesta criar hijos, y quizá pueda ayudarle también a crear un plan para conseguir el dinero.
Otras parejas quieren evitar el descontrol de los bebés y los niños. Como escribió una mujer: “Tengo una amiga cristiana que está casada y detesta los niños pequeños. El pensamiento de cambiar pañales es repugnante para ella. Probablemente nunca tendrá hijos, aunque ha encontrado al hombre con el que quiere pasar el resto de su vida”.
La paternidad es inconveniente. Las responsabilidades de la paternidad no se pueden tomar a la ligera, y no hay duda de que los hijos producen grandes cambios en su matrimonio y en la vida de la pareja como individuos. Pero las dificultades asociadas con la crianza de los hijos no son razón suficiente para escoger no tener hijos.
Los niños traen una nueva dimensión de gozo y satisfacción al matrimonio que no se puede encontrar en ningún otro lugar. La paternidad facilita una transformación espiritual que de otra manera podríamos no experimentar; nos obliga a mirar más allá de nosotros mismos y actuar de forma sacrificial por el beneficio de otros.
Algunas parejas, conociendo sus defectos o los de sus propios padres, temen cometer un error que pudiera trastornar las vidas de sus hijos. Los años de infancia de Caleb les dejaron a él y a su hermana emocionalmente marcados. Sus padres se divorciaron cuando él tenía 12 años. Temiendo que eso les sucediera a él y a Julia, no quería herir a sus hijos cómo él había sido herido. Además, con su temperamento, ¿qué clase de papá sería?
Ningún padre es perfecto, y los hijos pueden aprender de nuestras debilidades tanto como de nuestras fortalezas. Si usted tiene un historial familiar que teme que se repita, deje que un consejero le ayude. Pero si lo que quiere es estar 100% seguro de actuar bien, se pasará el resto de su vida esperando.
Hay muchos puntos al respecto, pero creo que el aspecto más importante de la paternidad es este: Dios da sabiduría y guía a los que buscan su ayuda, y la mayoría de los padres están de acuerdo en que, con el apoyo del Señor, las alegrías de la paternidad superan con mucho a los obstáculos.
Dios es el que finalmente da los hijos. Asegúrese de consultarle en oración; que sus bendiciones descansen sobre usted al buscar de Él su dirección.
GUÍA PARA EL NOVIO INTELIGENTE
Enfoque a la familia
Casa Creación